Aclamado por los Centros para el Control de Enfermedades como uno de los diez principales logros de salud pública del siglo 20, la fluoración del agua es algo que la mayoría de nosotros asumimos que es seguro y efectivo. Pero la nueva ciencia ha trastocado estas suposiciones, revelando que el fluoruro es una neurotoxina del desarrollo y un disruptor endocrino. Los CDC nos dicen que beber flúor disminuye la caries dental, en el mejor de los casos, en un 25%. Eso es de la mitad a una cavidad por persona a lo largo de la vida. ¿Vale la pena arriesgar una cavidad menos para la salud cerebral y tiroidea a largo plazo de un niño? Es hora de repensar esta práctica tan antigua.

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